¿Y este relajo quién lo para? (Por Eduardo Lozano)
Los `clientes´ del programa ·"Hablar por hablar", de Caracol, , en la mayoría de los casos, han sido suicidas frustrados, homosexuales, travestis, personas descarriadas sexualmente, mujeres dedicadas a la prostitución, esposas infieles, padres de hogares destruídos...
Eduardo Lozano
Resulta increíble que la radio de antaño, que con su magia nos hacía soñar en escenarios de la imaginación, hoy esté convertida en una torre de Babel en la que se enfrentan la religión, la brujería y el sexo.Quien escribe estas líneas trabajó durante toda su vida en la radio, en una radio engrandecida y ejemplo de muchos sistemas similares en el mundo.Hoy la radio colombiana no pasa de ser una revista mediocre, en la que la creatividad pasó a su mínima expresión y el facilismo y la vulgaridad los palpamos minuto a minuto.La radio de hoy, con muy pocas excepciones, dedica sus espacios a la religión, a la brujería y al sexo.
Hace pocos días me dí a la tarea de sintonizar cosas diferentes en la radio, para saber qué hacen las emisoras pequeñas, no sólo en la banda de AM sino en la de FM.Esta tarea la cumplí en diferentes horas y con la salvedad de algunas estaciones que cumplen con las normas éticas y de buenos modales, me encontré con una inmensa mayoría de pequeños radiodifusores que pusieron sus frecuencias a disposición de dudosos intereses que explotan los canales de propiedad del Estado a su amaño.Si usted amigo lector, recorre en la noche la banda de AM, se encuentra con todo un salpicón de religiones que utilizando las estaciones de radiodifusión tratan por todos los medios posibles de atraer seguidores de sus creencias.
Como ciudadano, respeto todas y cada una de las religiones, pero no se compadece que al menos 20 emisoras estén dedicadas a la religión y a la brujería.Los predicadores de cada vertiente (cristianos, evangélicos, Testigos de Jehová, protestantes, Iglesias de Salvación, del Espíritu Santo, de la Luz , de Pentecostés, para citar sólo algunas), a grito herido, tratan por todos los medios de llevar más y más ovejas a sus rediles.
Estos horarios y estas franjas se las disputan los religiosos, con decenas de magos, adivinos y brujos, que haciéndose llamar Hermanos o Profesores, responden cartas de sus oyentes, anuncian sus consultorios, centros de espiritismo, formulan brebajes, ofrecen el número ganador de la lotería o del chance para sus clientes telefónicos y adivinan la suerte.
Otros anuncian giras municipales y venta de talismanes de la buena suerte, jabones para la riqueza y perfumes para atraer al ser amado.Casi todos estos programas son de los llamados ``radio participativa´´, donde la gente llama a contar sus experiencias y tristezas. A este estilo de radio participativa se le sumó la cadena Caracol, que con un programa de medianoche llamado Hablar por hablar, ofrece sus micrófonos a quien quiera contar sus historias.
Los `clientes´ de este programa, en la mayoría de los casos, han sido suicidas frustrados, homosexuales, travestis, personas descarriadas sexualmente, mujeres dedicadas a la prostitución, esposas infieles, padres de hogares destruídos y todo tipo de gentes que tras contar sus historias, dejan en el oyente la sensación de que no existe por parte del Ministerio de Comunicaciones, un control efectivo sobre lo que se hace en la radio.
Quizás muchos de nuestros lectores han escuchado las estaciones de radio de AM y han pasado por alto algunas cosas creyendo que hacen parte de la normalidad.Pues resulta que no es así.Para que una estación de radio opere, necesita no sólo de unos equipos de
transmisión, sino de una autorización gubernamental, para que puedan utilizar las frecuencias que son de propiedad exclusiva del Estado.
El Estado a través del Ministerio de Comunicaciones reglamenta con pautas específicas el uso que se le debe dar a las frecuencias y sanciona hasta con el retiro de la licencia a las emisoras que incurran en estas modalidades de transmisión, que en un momento dado vulneren los principios de la audiencia.Todo parece indicar que el denominado ``Estatuto de Radiodifusión´´ se convirtió en letra muerta o pasó a mejor vida en manos de quienes deben controlar la radio.Antes de comenzar a escribir estas líneas, sobre un tema tan espinoso como es la radio de hoy, me cuestioné sobre si soy un viejito retrogrado, un anacoreta o un moralista obstinado. Comenté con algunas personas sobre mis inquietudes y todas con muy pocas salvedades, coincidieron en que la radio de FM, especialmente la dirigida a los jóvenes, no es más que un tributo al sexo y a la inmoralidad.Ya señalábamos que en la banda de AM, muchas emisoras sostienen una guerra de religión, brujería y algo de sexo, salpicada por ciertos corridos propios de una fiesta rural, cuyas letras narran el desamor y la revancha animal de quienes respaldan los amores turbulentos.
LA BANDA DE F.M.
Para el mal gusto, la banda del F.M. no se quedó atrás.Las mal llamadas emisoras juveniles, provenientes en su mayoría de cadenas radiales muy importantes, se convirtieron hoy por hoy en el escenario para intercambiar con los oyentes los más escabrosos temas, con la dialéctica propia de un `cotero´ de la Central de Abastos.
Los locutores de las emisoras, aparentemente muy jóvenes, intercambian conceptos con los oyentes cuyas edades, según los participantes, no sobrepasan los 21 años.Un programa de dos horas está dedicado a que los oyentes respondan telefónicamente a una pregunta, por ejemplo:¿Le ha puesto `cachos´ a su pareja?¿Ha tenido relaciones amorosas con el hermano o hermana de su pareja?¿Cómo prefiere la intimidad: con la luz encendida?¿Su profesor (a) los acosa?¿Asistiría a una fiesta ``swinger´´ (intercambio sexual de parejas)?Con temas como estos y amparados por el anonimato que brinda una línea telefónica, los oyentes tienen la libertad de hacer cualquier cantidad de comentarios, sin el más mínimo decoro y respeto por otros oyentes.
LA MASTURBACIÓN
Este tema tampoco ha sido ajeno a estas emisoras. Hace pocos días, en un horario juvenil, una de estas emisoras formuló la pregunta a sus oyentes.Moralmente no estoy obligado a narrarles lo que escuché, pero las respuestas con detalles, escenarios, modalidades y aberraciones hacen sonrojar a cualquiera.Cada intervención era elogiada por los conductores del programa, como si se tratara de enfermos sexuales que quieren escudriñar aún más, sobre acciones tan personales e intimas. Las respuestas fueron dadas por jóvenes de ambos sexos, entre los 15 y los 20 años, basados en su propia experiencia y como es obvio con chistes de doble sentido.
EN LAS MAÑANAS
Los locutores de las emisoras juveniles usan las mañanas para contar chistes de doble sentido e indisponer a sus oyentes en contra de sus profesores o de ciertas materias que adelantan.¡Huyyy.. qué hartera las matemáticas... Yo nunca fui bueno para eso! A veces llevaba un papelito de ayuda, para copiar en el examen...``A mí ese profesor me tenía bronca´´``La física me parece aburrida´´.
Este tipo de programas los realizan entre las 6 y las 8 de la mañana aproximadamente, cuando el 80 por ciento de los buses escolares llevan sintonizadas las emisoras por exigencia de los estudiantes.Si el bus no lleva radio, los estudiantes siguen por audífonos las transmisiones en sus radios portátiles.Por eso, cuando muchos chicos llegan al colegio, están indispuestos, agresivos e indisciplinados.¿Y este relajo quién lo para ?