domingo, 7 de febrero de 2010

Cosas que las mujeres hacemos mejor que los hombres



Por Sonia Ramirez (Tomado de AOL Latino)

Sí, sí, los hombres son maravillosos, pero... en muchos terrenos los superamos. Las chicas somos astutas, gentiles, pacientes, dedicadas, valientes y mucho más. Además, cuidamos a nuestros hombres y también somos comprensivas con respecto a sus -muchas- debilidades. Todos sabemos que cada género tiene sus fortalezas, así que por ahora dejemos de lado la modestia y reconozcamos todo lo que hacemos mejor que ellos.

Podemos hacer dos cosas al mismo tiempo

Cuando un hombre va manejando y buscando una dirección determinada, necesita bajarle el volumen al radio para concentrarse y poder dar vuelta en la calle indicada, y es que su cerebro no puede estar atento a dos cosas al mismo tiempo. En cambio, nosotras somos capaces de mantener una conversación coherente por teléfono, al mismo tiempo que escribimos un correo electrónico, o que echamos a andar la lavadora. Podemos cocinar o mirar la televisión sin perder detalle de las historias que nuestro chico nos está contando, en cambio ellos, para escucharte y entender lo que dices necesitan dejar de hacer cualquier otra cosa.

Nos vestimos mejor

Las chicas estamos conscientes de la gran variedad de colores, texturas y estilos que existen, y sabemos combinarlos y usarlos para las ocasiones indicadas. ¿No les ha pasado que para salir a cenar, ustedes van de lo más lindas, con un vestido impresionante, tacones y los accesorios perfectos, y su chico sale de casa con sus jeans y una T-shirt?

Somos más ingeniosas para la seducción

Usamos lencería sensual, nos soltamos el cabello, elegimos un vestido con un buen escote, encendemos velas, preparamos un 'striptease', nos disfrazamos de colegialas, y... ¿qué hacen ellos? Los hombres sólo quieren show y seducción de nuestra parte, pero no tienen la menor idea de cómo provocarnos a nosotras. Cuando quieren sexo, lo único que hacen es acercarse y comenzar a besarnos... ¡qué elementales!

Sabemos conversar sin una TV de por medio

La 'sobremesa' es un concepto que pocos hombres entienden. Apenas terminan de comer y ya quieren levantarse para ir a acostarse a su sofá y mirar televisión; nosotras, en cambio, podemos conversar durante un buen rato en el comedor. Cuando los hombres se reúnen con amigos, siempre hay un evento deportivo en la TV de por medio -y/o alcohol-, porque esa es la única manera en la que pueden 'charlar'. A nosotras nos fluye la conversación y la pasamos genial sentadas en la sala platicando entre amigas. Podemos salir a caminar, comer e ir de compras, y el 'chisme' no se nos acaba.

Sabemos engañar y descubrir el engaño

Bueno, no es que debamos sentirnos orgullosas por 'saber' ser infieles, pero sí hay que decir que somos más discretas que ellos. Por ejemplo, si recibimos mensajitos o correos pecaminosos, nos deshacemos de inmediato de la evidencia. De igual forma, sabemos dar excusas realistas para ocultar alguna mentira.Por otro lado, nuestro 'sexto sentido' nos ayuda a detectar cuando ellos están mintiendo. Notamos fácilmente cuando su comportamiento cambia, cuando están nerviosos por algo, cuando ocultan algún secreto... Tarde o temprano descubrimos el engaño y tomamos cartas en el asunto.

Tenemos mejores modales

Llevar a comer a tu chico a casa de tus papás puede ser toda una aventura. Mientras que todos comen pausadamente, él se mete bocados enormes, habla con la boca llena, y si tienes suerte, hará uso correcto de la servilleta. ¿Y qué me dices del efecto que un buffet provoca en un hombre? Apenas entran al restaurante y ya están metiendo mano en todos los guisados, y cuando por fin se sientan a la mesa, de su plato se desbordan sus gigantescas raciones de comida.

Además de los modales en la mesa, nosotras sí hacemos uso del 'por favor' y el 'gracias', tocamos a la puerta antes de abrir, y pedimos prestadas las cosas en lugar de tomarlas sin avisar.

Resistimos más dolor

Estudios han demostrado que hombres y mujeres experimentan el dolor de forma diferente. En el caso de las mujeres, el umbral del dolor suele ser alto, ya que tenemos mayor tolerancia a los dolores fuertes -el trabajo de parto es el mejor ejemplo.Además, cuando nos lastimamos, de inmediato vamos al botiquín y resolvemos el problema, y no andamos todo el día quejándonos por una cordatita o un tobillo torcido, ¿o no?

Somos mejores para chantajear

Bueno... esto puede sonar extremo y malicioso, pero es verdad. Las mujeres tenemos nuestras maneras de convencer a los hombres para que hagan algo, para que nos complazcan. Hay quienes son más sutiles para pedir las cosas, y hay otras que son más dramáticas para lograr imponerse. Pero tenemos que aceptar que nuestro tono de voz, una mirada, un detalle cariñoso, una lágrima -y eso no quiere decir que sean falsas-, o incluso un berrinche, surten efecto en los hombres.